viernes, 5 de junio de 2009

Ciudadano en tu entorno, Ciudadano del mundo

ciudadano en tu comunidad, en tu región, en tu patria, participa en ella, en todos los aspectos que te conciernen, pero no te olvides que también eres un ciudadano del mundo, y aunque quisieras no puedes escapar de esta realidad, por lo tanto nada de lo humano te puede resultar ajeno, perteneces a la comunidad donde naciste, trabaja por ella, pero no seas indiferente al resto, formas parte de una comunidad universal conformada por gente como tú, que siente y piensa, que trabaja y vive, que sufre y es feliz, que tiene una familia como la tuya, y amigos como los tuyos, no olvides que el sol nace para oriente como para occidente, en el norte y en el sur, y que el mar es uno solo, a pesar de todos sus nombres.

Para ser ciudadano del mundo se empieza por la propia tierra, es la idea de la solidaridad ampliada de Rorty, el ser humano desde que nace empieza a hacerse consciente de sí mismo, luego de su familia y de las personas más cercanas, el niño debe empezar a salir de su primer egocentrismo, en la socialización debe aprender a compartir, a saber que las cosas no son sólo de él o para él, aprende a trascender su sí mismo en el seno de la familia, primero lo hace negociando, sus juguetes, sus golosinas, sus objetos, su comportamiento, dará sabiendo que ganará otra cosa, el niño aprende a transar. Más adelante, y mejor si es acompañado de una buena educación de la sensibilidad, aprenderá a sentir por el otro, por sus hermanos, por sus padres, aprenderá a ponerse en los zapatos de ellos y a tener sus primeros sentimientos de desprendimiento, y a sentir satisfacción cuando el otro es feliz. Este punto es ya el segundo avance evolutivo después de la negociación, algunos le llaman sensibilidad, otros lo entienden desde la empatía, pero en verdad lo más importante es el proceso, el pase del egocentrismo a la solidaridad.

La solidaridad no es caridad, no es la posición de superioridad de quien estira la mano y alarga una limosna, sino por el contrario, ponerse al lado, e incluso más abajo, y desde allí servir al otro. La solidaridad tampoco es el letrero de “Soy Voluntario”, del “Yo tengo el Poder para servirte”, y “mientras más te sirvo más poderoso, importante, y capaz soy”, lo cual sigue siendo egocentrismo, disfrazado, pero egocentrismo al fin y al cabo, de quien necesita alimentar su ego y sentirse importante. Y no es fácil evitar la oportunidad de sentirse reconocido. El solidario lo es siempre y en todo lugar, no espera las oportunidades del terremoto, el huracán , el huayco, el friaje, la teletón o lo que sea, el solidario lleva la sensibilidad y la iniciativa en los huesos, las hace parte de su vida, y entonces, cuando un vecino tiene un problema, él le brinda su hombro, cuando su hermana tiene un problema, él le brinda salidas, cuando un desconocido tiene problemas él le ofrece un apoyo, no espera que se lo pidan, él ofrece, da, se pone al lado, quiere servir.

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